Ser o no ser. Hay elementos en nuestro paisaje que se presentan como un interrogante. En este caso parece que ni piripintado. En el barrio de San Miguel existían hasta ayer, junto al puente sobre la antigua vía Plasencia-Astorga, al lado del actual Instituto de Secundaria, dos depósitos de agua. Su diseño cilíndrico estaba compuesto de dos partes, una base de albañilería y un segundo cuerpo metálico de depósito para el agua. Ambos estaban conectados como vasos comunicantes por medio de tubos. El diseño es frecuente en este tipo de instalaciones. Como decía, hasta ayer eran un elemento del paisaje de San Miguel. Ayer por la mañana contaba en esta página que había visto un camión de Grúas Eugenio. Cuando salimos a mediodía los trabajos de derribo habían empezado. Uno de los cilindros metálicos había sido abierto como panza de cerdo por el soplete y se trabajaba en separlo de la base de albañilería. Si se siguió trabajando toda la tarde es posible que hoy cuando llegue al Instituto hayan desaparecido.
Ciertamente los dos depósitos tapaban la perspectiva del edificio del Instituto, por otro lado, ninguna joya, a mi humilde modo de ver, de la arquitectura moderna, a no ser como símbolo del modelo educativo público que nos espera: gris. Los depósitos eran un elemento de arquitectura histórica. Representaban la huella de un pasado donde el ferrocarril tuvo su importancia y como tal vestigio histórico habría que conservarlo por su singularidad. Como los depósitos, hay otros elementos en San Miguel que merecen atención y que, si desapareciesen, San Miguel dejaría atrás parte de su memoria. Ambos depósitos estaban situados en una zona aprovechable para zona verde, y podrían haberse transformado para un uso colectivo: un pequeño museo antropológico, la sede de alguna asociación de vecinos... Los depósitos están en propiedad pública, del Estado, y uno no se explica, no ya la falta de sensibilidad histórico-cultural (que es mucho pedir), sino la ausencia de una política de la propia Renfe para conservar su patrimonio histórico, si no por motivos económicos, al menos por mantener aquello que ha constituido parte de su propia identidad. Los depósitos desaparecerán. Quedarán fotos antiguas que con el paso del tiempo se volverán de color sepia. Nuestra sociedad barre y olvida, en un salto continuo hacia adelante. Pero la Historia, para mí, es como la labor del punto, uno hacia adelante pero enganchando con el anterior, y así se construye el tejido sólido. Si damos demasiados saltos y perdemos los puntos, al final el tejido se deshilacha y hay que volver a empezar, pero ¿de dónde?.
(Nota: Cuando he llegado al Instituto he comprobado que han cortado uno de los depósitos metálicos. Los restos parecen enormes escamas o conchas de un antediluviano insecto... Continuará)
(Nota: Cuando he llegado al Instituto he comprobado que han cortado uno de los depósitos metálicos. Los restos parecen enormes escamas o conchas de un antediluviano insecto... Continuará)
Depósitos de agua de la estación de tren de Plasencia |
Estoy claramente de acuerdo con este articulo porque no debemos anteponer los intereses modernos económicos en sacar rentabilidad de un atentado contra el patrimonio histórico de un barrio obrero.
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