En ese momento los retoños de su árbol han prendido, crecen sanos, y él sabe que resistirán a vientos, heladas y sequías.
Prevé que poco a poco, no muy tarde, comenzarán a surgir los pequeños achaques, y quién sabe qué sorpresas de salud le aguardan.
Pero con todo, sabe que aún le queda tiempo para experimentar, para conocer, para crecer.
Pero, sobre todo, sueña con vivir, junto a la persona que ama, todas, absolutamente todas las experiencias que vive un hombre normal de su edad, sin ninguna excepción, ninguna.
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