sábado, 4 de diciembre de 2010

Nel mezzo del camin


Había llegado a una edad frontera. Estaba aún en el curso medio del río donde aún puede haber meandros. Pero nota ya que las aguas se calman y, aunque aún está lejos, adivina ya la mar en el horizonte lejano.

En ese momento los retoños de su árbol han prendido, crecen sanos, y él sabe que resistirán a vientos, heladas y sequías.

Prevé que poco a poco, no muy tarde, comenzarán a surgir los pequeños achaques, y quién sabe qué sorpresas de salud le aguardan.

Pero con todo, sabe que aún le queda tiempo para experimentar, para conocer, para crecer.

Pero, sobre todo, sueña con vivir, junto a la persona que ama, todas, absolutamente todas las experiencias que vive un hombre normal de su edad, sin ninguna excepción, ninguna.

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