El carnicero de mi barrio saluda a cada cliente que entra en su tienda, a muchos por su nombre; tiene siempre una actitud de servicio, y además esta contento de servir; hace su trabajo a conciencia; y vela por la buena salud de sus feligreses. Respeta a cada uno de los múltiples caracteres que entran en su tienda; sabe hasta dónde puede llegar en cada caso: con algunos bromea y se deja bromear, con otros hace comentarios más serios pero sin perder la sonrisa.
Lo más seguro es que su educación formal, sus estudios, hayan estado limitados a la educación básica. Pero su educación es muy superior a la de muchos que tienen títulos universitarios.
Nos empeñamos en defender la necesidad de una buena formación. Mejor sería si nos empeñásemos en una buena educación. Y en ésta tenemos mucho que aprender de esos hombres y mujeres que saben hacer bien su trabajo, y además lo hacen con el respeto y el cariño hacia sus clientes reflejo de su buena educación. Decía Pablo de Tarso: “Aunque hable la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como el bronce que suena o címbalo que retiñe". Sustituyamos la palabra "caridad" por "educación" y lo mismo puede decirse de los que tienen mucha formación, mucha cultura, pero no tienen respeto, consideración, en definitiva buena educación.
Prefiero mil veces como persona al carnicero de mi barrio que al liceniado orgulloso y snob que mira a los demás por encima del hombro. Al final lo que queda de uno son sus actos, no su sabiduría. Es mejor que ésta se traduzca en aquéllos con honestidad, honradez y respeto.
Nos empeñamos en defender la necesidad de una buena formación. Mejor sería si nos empeñásemos en una buena educación. Y en ésta tenemos mucho que aprender de esos hombres y mujeres que saben hacer bien su trabajo, y además lo hacen con el respeto y el cariño hacia sus clientes reflejo de su buena educación. Decía Pablo de Tarso: “Aunque hable la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como el bronce que suena o címbalo que retiñe". Sustituyamos la palabra "caridad" por "educación" y lo mismo puede decirse de los que tienen mucha formación, mucha cultura, pero no tienen respeto, consideración, en definitiva buena educación.
Prefiero mil veces como persona al carnicero de mi barrio que al liceniado orgulloso y snob que mira a los demás por encima del hombro. Al final lo que queda de uno son sus actos, no su sabiduría. Es mejor que ésta se traduzca en aquéllos con honestidad, honradez y respeto.
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