miércoles, 10 de abril de 2013

Madre


En estos momentos mi hija está dando a luz por primera vez y lo único que pienso es en el dolor que está teniendo. Y quisiera que me lo pasara a mí para que ella no sufriera. Porque siempre será mi niña, y como cuando era una pequeña y se daba un coscorrón y me dolía a mí más que a ella, sabiendo por lo que ahora está pasando me produce un profundo desasosiego. 

Pero si pudiera decirle que el premio a su dolor está al llegar, que cuando tenga a su bebé en sus brazos, todo, si no olvidado, al menos quedará en el debe del recuerdo. 

Por eso sospecho que los hijos pueden separarse de su padre pero jamás de su madre. Es como si la madre guardase en la guantera de la historia el cheque del dolor, no sólo del parto, pero ese también; un cheque que jamás podrá cobrar, porque los intereses de su amor son impagables. 

domingo, 7 de abril de 2013

Erebus

Si Perseus es Ben-Hur Erebus es Mesala. Si aquél Parménides, éste Heráclito; la quietud frente al cambio constante. Si Perseus es James Stewart, Erebus es Cary Grant. Aquél la serenidad, éste el impulso. Perseus, el que quiere; Erebus, el que es querido. Aquél blanco, éste negro como el azabache. 

Erebus es un perro Labrador de raza. De color negro, su piel es sedosa, brillante. Cuando te ve te saluda como si fuera la primera vez: te empuja con su hocico, se levanta sobre sus patas e intenta lamerte: es como si te dijera "¡Cuanto me alegro de estar contigo! ¡Gracias por vivir!" 

A mí me gusta acariciarle y él se deja manosear cara, orejas y lomo. Cuando quiere tu atención te empuja con el hocico, luego se sienta, y mientras le acaricias levanta su pata para reconocerte su gratitud y su cariño. 

Cuando es la hora del paseo salta de alegría y luego de dejarse atar camina rápido como si fuésemos a descubrir el mundo. A cada poco se detiene para marcar su espacio y luego pudoroso lo oculta con sus patas. A la vuelta reclama su premio que acepta con paciencia sentado.

Mientras está fuera, en el jardín de la casa, debe estar atado porque en su inquietud instintiva tiene que perseguir sueños de olores o llamadas que sólo él  huele u oye, y se escapa. De una de sus huidas guarda el recuerdo de la falta de un colmillo y una operación de cráneo tras el golpe que le dio un coche desgraciado. 

Ahora mismo está atado, esperando paciente que su amo o ama lo liberen para permitirle expresar y entregar todo el cariño que guarda a raudales. 

miércoles, 3 de abril de 2013

Perseus

Si no fuera por su aspecto apenas llamaría la atención. Tiene los ojos de distinto color, blanco y miel, y viste un abrigo de piel, espeso y blando, de color crema claro. 

Es muy tranquilo. Tiene el aire de un aristócrata. Parece un filósofo clásico, un Parménides, pensando en la última causa, la última razón. 

Pero en el fondo es un sentimental. Cuando quiere tu atención te mira fijamente moviendo el rabo y si te demoras te toca con su pata. Entonces, se sienta y se vuelve de espaldas para que le rasques en los pliegues bajo su oreja o en el pequeño valle entre sus ojos, y si dejas de hacerlo inclina su cabeza hacia atrás para decirte que no pares, que aún quiere más. A veces se echa de espaldas y se abre de patas para que le acaricies la barriga, mientras te sonríe. 

Pero el pobre apenas tiene apetito. Cuando es la hora de comer se acerca al plato, huele la comida, hace intención de tomarla, pero enseguida se retira y se echa en el suelo como esperando a que le lleguen las ganas. 

¡Tan noble, tan blando, tan bueno! ¡Come, por favor! 

martes, 2 de abril de 2013

La taza roja

Allí estaba, cada mañana, esperándome. Todo un símbolo. Grande y roja sangre. 

El café recién hecho, negro y fuerte. 

Mientras lo bebo no dejo de admirar y apreciar el detalle. 

¡A su salud y a la de su familia! ¡Que Dios le bendiga!