Como funcionario, tengo la impresión de que poco o nada le va a importar a nadie que a los funcionarios nos recorten el sueldo. El silogismo funciona: los funcionarios son unos zánganos; somos funcionarios; por lo tanto somos zánganos, o mejor, sanguijuelas chupando la sangre de los trabajadores de verdad, de los de sol a sol, de los de pico y pala. Si además de funcionario soy profesor, peor, porque tengo unas vacaciones que ya quisieran otros. De todo lo cual se deduce: mejor no te quejes.
Cuando vi en los períodicos extremeños campañas para dignificar la figura del profesor me dije, ¡hombre, ya era hora! Parece que esas campañas sólo eran para mejorar la imagen, no el bolsillo. Habrá que dejar la dignificación del profesor para mejor ocasión. ¿Dentro de cincuenta años? Puede, aunque yo creo que también entonces la imagen del funcionario vago continuará en la imagen de la ciudadanía. Porque en verdad ¿qué somos realmente? ¿Maestros o guardas?
El PSOE hace sus cálculos. Digamos que los votantes funcionarios se reparten al cincuenta por ciento entre los dos partidos. Cuando llegue la hora de votar, no todos los votantes del PSOE cambiarán, habrá algunos a quienes les duela dejar su partido de siempre. Por tanto supongamos que pierde la mitad de ese cincuenta por ciento, aún le queda el 25% del funcionariado.
Congelar las pensiones, pero ¿cuáles? no las más bajas porque esas son votos de izquierda. Las medias y altas, esas, al igual que los funcionarios se dividen entre los dos partidos. Por tanto otro 25% menos.
¿Qué sector queda que hay que proteger y cuidar para futuras elecciones? El parado. Un veinte por ciento es mucho. Si se mantienen las subvenciones es previsible que buena parte de ese voto, agradecido, se mantenga.
Al final todo es cuestión de números. Funcionarios y pensionistas somos desechables como votantes. Para un partido en el gobierno peor sería perder los votos cautivos de puestos de libre designación o muñidores de estudios y proyectos que nada estudian o proyectan.
El PP, la derecha, por su parte se ha convertido de la noche a la mañana en defensora de los trabajadores. Lo que hay que ver.
¡Qué le vamos a hacer!
No ¡Vamos a hacer!
Lo único que nos resta es la dignidad. Aunque los propios que nos tenían que defender (al menos en consecuencia con su ideología) nos quiten parte del valor (plusvalía) de nuestro trabajo para pagar las deudas y los intereses al capital (Qué ironía), no perdamos nuestra dignidad.
Como decía en la anterior entrada:
Don't sit there dying the way they want you to die.

Siempre pagan los mismos... Y lo peor es que seguramente no va a cambiar nada y uno se queda con cara de tonto preguntandose que han hecho con su dinero...
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