martes, 8 de junio de 2010

Don't sit there dying the way they want you to die.


 "... Clay. Clay, you got to break out. Don't sit there dying the way they want you to die. Get up." 

 

Dutchman, Scene II. Amiri Baraka 

 Esta obra de teatro representa la lucha de un joven negro por liberarse de la sumisión al sistema impuesto por los blancos, sistema representado por Lula o la Eva que lo tienta. 

En un momento de la obra, el de la cita del comienzo, Lula le increpa y le hace ver cuál es su verdadera situación: Clay, sometiéndose al sistema, se está muriendo del modo que ellos quieren que muera. 

¿Acaso los alumnos abandonados y fracasados en muchas aulas de nuestras escuelas no son Clays que "mueren" a causa de unas circunstancias que les impiden liberarse a través de la cultura? 

Me duele ver a alumnos sentados frente a mí sin ningún deseo de educarse. Vienen a clase porque están obligados a ello. Esto es así y ha sido siempre así. La educación (educación como conducción) hasta la puerta de la escuela funciona porque es coercitiva: los padres están obligados por ley a llevarlos a la escuela. El problema surge dentro de la escuela. La coerción para aprender no puede hoy ejercerse sino es por el convencimiento, la emulación y por el deseo del propio aprendiz.     

En muchos casos hoy el maestro se siente como el vendedor de una mercancía que para él es básica y necesaria pero que los alumnos no desean. Al final son los maestros quienes se transforman en compradores de un poco de esfuerzo y de aprendizaje de sus alumnos a base de contratos o, por qué no decirlo, de sobornos.     




[caption id="attachment_301" align="aligncenter" width="120" caption="Hypatia de Alejandría"][/caption]

Uno se encuentra premiando a alumnos que hacen lo que es su obligación y no reservando el premio para el esfuerzo añadido y extraordinario. 

Pero la culpa no es de ellos.      

Porque, ¿qué estima tiene la sociedad por el esfuerzo, el trabajo o incluso por el honor?        

El ejemplo para nuestros jóvenes no son los San Jorges o las Hypatias de otros tiempos.          

[caption id="attachment_304" align="aligncenter" width="300" caption="San Jorge y el dragón, Paolo Uccello, c. 1470."][/caption]

Este es un problema de toda la sociedad, toda, incluyendo los medios de comunicación.  

Todos deben trabajar en la misma dirección. No podemos esperar que los maestros sean los únicos que instilen gota a gota en las frescas mentes de los alumnos la gloriosa experiencia de la cultura.        

A lo mejor es que algunos ya estamos fuera de onda y no nos hemos dado cuenta de que la decencia (decere: ser apropiado) es algo pasado de moda.          

 

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