En esta semana ha habido cambio de gobierno.
No sé, pero percibo en el ciudadano un cansancio, una resignación, y hasta un reconocimiento de la bondad de las medidas de austeridad del gobierno. El público se olvida de que esas medidas son la consecuencia de una mala gestión de los presupuestos.
Sabemos que las cosas de la economía van mal desde al menos el 2008. En mayo de 2010, como una Bella Durmiente recién despertada por el beso de un maldito príncipe, el Presidente dice que no hay dinero y que muy a pesar suyo tiene que tomar medidas. Hasta entonces el gobierno central y los autonómicos han seguido gastando por encima de sus posibilidades en partidas que se podían haber ahorrado: cursos, estudios, proyectos, premios...
No hay dinero, pero luego van y lo despilfarran.
¿Alguien entiende esto? Esto es de locos.
Para mí está claro. Si no hay dinero, pues no hay dinero. Pero parece que para el gobierno está bien recortar los sueldos a los funcionarios y al mismo tiempo, por ejemplo, seguir convocando cursos para que esos funcionarios se perfeccionen. Mire usted, si usted tiene superavit, fenomenal, adelante, invierta en todos los perfeccionamientos que quiera, pero si usted tiene déficit, recorte de lo superfluo. Yo, si quiero perfeccionarme, lo haré si dispongo de dinero propio ahorrado, o no me perfecciono en estos momentos. Y si quiero aprender un idioma, por ejemplo, pues, o lo hago por mi cuenta, o espero a momentos de bonanza presupuestaria.
Una familia sabe cuáles son sus ingresos y cuáles son sus gastos y sabe hasta dónde puede endeudarse. Pues, al parecer, nuestro gobierno no lo sabía. Cabezas tan sesudas no sabían que hay un límite al endeudamiento, pasado el cual uno va a la ruina. La solución del gobierno: ¿reducir lo superfluo, los gastos de dietas, congresos, etc.? No, la solución es reducir los sueldos y congelar las pensiones. ¡Toma ya! ¡Eso es todo lo que saben! Eso también lo sé hacer yo. Para eso no hace falta ir a la Facultad.
Pero ¿no será que hacen lo que hacen porque nos conocen ya de sobra, que no nos movemos, que aguntamos todo lo que nos echen? ¿Qué está pasando en Valencia? Políticos del PP acusados de corruptelas sin cuento y las encuestas siguen reflejando mayoría del PP. Esto es para ir a m... y no echar ni gota.
En la antigua Roma un senador, Catón el Viejo, hacia el 150 a. C., para recordar a sus conciudadanos del peligro que Cartago suponía para los intereses de Roma, finalizaba todos y cada uno de sus discursos en el Senado con estas palabras: "Carthago delenda est" (Cartago debe ser destruida). Al final, en el 144 a.C., Cartago ardía en llamas. Los romanos no olvidaron.
El día 15 de febrero de 1898, una explosión destruía el crucero acorazado Maine y de los 355 tripulantes morían 254 marineros y 2 oficiales. La prensa sensacionalista americana acusaba a España de haber causado la explosión. Un periodista que estaba en un bar de Broadway, en Nueva York, vio cómo el dueño levantaba su vaso y proponía un brindis diciendo: "Gentlemen, remember the Maine!" ("Señores, recuerden el Maine"). El periodista relató el suceso y a partir de ahí Estados Unidos tuvo un nuevo eslogan: "Remember the Maine". Sin entrar en cuál fue la verdad sobre el Maine, Cuba ardió en llamas. Los americanos ciertamente no olvidaron.
El día 15 de febrero de 1898, una explosión destruía el crucero acorazado Maine y de los 355 tripulantes morían 254 marineros y 2 oficiales. La prensa sensacionalista americana acusaba a España de haber causado la explosión. Un periodista que estaba en un bar de Broadway, en Nueva York, vio cómo el dueño levantaba su vaso y proponía un brindis diciendo: "Gentlemen, remember the Maine!" ("Señores, recuerden el Maine"). El periodista relató el suceso y a partir de ahí Estados Unidos tuvo un nuevo eslogan: "Remember the Maine". Sin entrar en cuál fue la verdad sobre el Maine, Cuba ardió en llamas. Los americanos ciertamente no olvidaron.
En Roma los Catilinas corruptos eran aislados y deshonrados. En nuestro país son aplaudidos y admirados.
A la vista de lo que ocurre en Francia, comparándonos con nuestros vecinos gabachos, nosotros somos escoria moral. Eso sí, en bares y a gritos protestamos contra el poder, pero si el poder se presenta ante nosotros somos babosas indecentes y serviles.
Los "Carthago delenda est" o los "Remember the Maine" a nosotros nos resbalan. ¿Qué es necesario que nos hagan para que nos levantemos del barro y recuperemos una pizca de dignidad?
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