Presentación de la novela de Álvaro Moreno
"El enigma del Códice Bardulia"
Centro Cultural "Las Claras", Plasencia
13 de mayo de 2010
Extracto de la presentación:
"Fue Roland Barthes quien utilizó el símil de un tapiz para definir un texto, porque al igual que el tapiz es el resultado del entramado de retales viejos e hilos nuevos, y la mezcla de colores y texturas, un texto es el tejido hecho de vivencias, alusiones, tópicos, morfologías, sintaxis y semánticas.
Álvaro construye su obra sobre un entramado histórico firme, y sobre esa base fabrica un tapiz vivo, colorista, de texturas variadas. Impresionista y abierto a la imaginación a veces, en otras el tapiz se presenta lleno de matices fruto de la precisión narrativa propia de la disección de un bisturí o del análisis sugerente.
Es una novela histórica. Y lo es por dos razones, primera porque el presente sólo se explica con el pasado, y segunda porque la historia es maestra de la vida. La novela se construye en dos ámbitos, uno que transcurre en la Alta Edad Media de la península ibérica, y otro en el más inmediato presente. La historia que se desarrolla en el pasado tiene entidad por sí misma y quizás hubiera tenido una vida literaria autónoma. Es también posible que la historia que se desarrolla en el presente hubiese tenido también una entidad propia. Pero lo difícil es lo que ha hecho el autor. Cómo engarzar en una unidad pasado y presente. Volviendo al símil del tapiz, cómo encajar los retales viejos con los hilos nuevos en una urdimbre viva y original.
El lector es transportado, ávido, de un mundo a otro, del viejo al nuevo, y del nuevo al viejo, sin perder los hilos de la trama, en un deseo de resolver los distintos enigmas que se plantean.
El carácter vertiginoso que tiene la trama de la novela puede que nos obligue a su lectura de una sentada. Ayuda a ello la composición de la obra a base de capítulos cortos, de factura muy cinematográfica.
A mi modo de ver es un hallazgo formal el distinto tratamiento que da el autor al lenguaje de un período y otro. De acuerdo con el carácter épico de la etapa histórica relatada, la Edad Media, el lenguaje utilizado para describirla está lleno de epítetos, de reminiscencia homérica; es a veces barroco y de construcciones sintácticas de corte clásico. Por el contrario, el presente, nuestro presente, libre del espíritu heroico medieval, y ausente de sus valores épicos, es retratado con el realismo frío y racional de nuestro siglo.
Como decía al principio me interesa una literatura que instruya. “El enigma del Códice Bardulia” lo consigue. El autor manifiesta un conocimiento exhaustivo del léxico medieval relacionado con la vida cotidiana de monasterios y castillos. Se nota su formación profesional y experiencia en el vocabulario médico y farmacológico empleado.
Es obvia su pasión por la Historia Medieval y por la Paleografía que le permiten dar un fundamento histórico firme a su obra. El autor consigue imbricar en una historia compartida a los pueblos cristianos del norte de la península y a los musulmanes del sur. Súbditos del reino astur, castellanos de su frontera oriental, judíos, mozárabes, muladíes y árabes, todos tienen su papel en este trozo de historia. Buen conocedor de ese mundo enigmático y a la vez apasionante de la Archivística, Álvaro sabe transmitirlo magistralmente al lector y a la vez hacérselo ameno.
A esta pasión por la historia medieval de España, en donde intenta buscar la explicación a problemas históricos colectivos de imbricación política, que mantienen hoy plenamente su vigencia, y a su saber y experiencia en la profesión médica, el autor pone de relieve los grandes temas de la actualidad, entre los que destaca el protagonismo de la mujer en la vida profesional y cultural, las relaciones de pareja y la memoria histórica.
En la caracterización de los personajes Álvaro es minucioso y nos permite hacernos una imagen no sólo física sino moral de los protagonistas. Si en algunos personajes el tratamiento es velazqueño en sus pinceladas amplias pero que transmiten claramente la realidad, en otras nos encontramos a un Dalí preciso en el dibujo de físico y costumbres. En ocasiones, sobre todo en el retrato de médicos, el autor nos presenta unas descripciones llenas de vivacidad e imaginación, de ironía que llega incluso a la caricatura. Tengo la sensación de que tanto el protagonista del presente, Gonzalo, como del pasado, Sancio, se alimentan de las experiencias soñadas y vividas por el autor.
Como es autobiográfica otra gran protagonista de esta novela, Plasencia, su hospital, sus paisajes y sus gentes. Es obvio que esta noble y generosa ciudad dejó en Álvaro una huella inolvidable.
Para terminar permíteme Álvaro que cite textualmente unos breves párrafos de tu novela:
-- Lo que no sabemos es de qué trataban esos pergaminos medievales que ella custodiaba como si fueran más importantes que su propia vida –dijo--. Ese códice era el principio y el final de todo...
-- ¿El códice?
El doctor Perona asintió
-- Me gustaría saber de qué trataba... --La mirada del médico de urgencias se dirigió al amplio ventanal del despacho, perdiéndose en un horizonte intangible--. ¿Por qué sería tan peligroso su contenido?
-- A mí también me gustaría saberlo.
En fin, preparémonos bien para la lectura de esta novela. Para ello, elijamos un momento ausente de obligaciones, sentémonos en nuestro rincón favorito, tengamos a mano una buena taza de café y comencemos a leer… y a vivir.
Muchas gracias".
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