Acabo de leer un relato del escritor norteamericano Thomas Pynchon titulado Entropy. Me ha costado leerlo. Pero me ha hecho reflexionar. El relato confronta dos ámbitos o existencias: uno, abierto al mundo exterior, representa al caos; el otro, aislado del mundo exterior, reproduce un orden controlado, ideal. El primero tiene como protagonista a Meatball (albóndiga: mezcla en una unidad de elementos diversos); el segundo a Callisto (bellísimo) y Aubade (aurora).
Al final el último ámbito, el construido al margen del caos externo, no puede sobrevivir: la protagonista, Aubade (aurora), rompe el cristal y cede al caos externo.
El tema me sugiere una relación con lo que está ocurriendo actualmente en nuestra sociedad, con el tema de la corrupción y el papel que la escuela ejerce en ese escenario. ¿Cuál es el mensaje que los alumnos reciben de los mayores, de aquellos que en principio debieran ser sus modelos? ¿Acaso no cala en el conjunto, por mucho que se intente singularizar en determinadas personas, que todos somos corruptos? ¿Acaso la escuela tiene fuerza defendiendo valores de decencia frente a un mundo externo que condona la indecencia?
Yo sigo siendo optimista. Creo que en la escuela aún nos queda la esperanza de que, siendo los educadores en lo que podamos ejemplos de honestidad, podemos mantener, transmitir y reproducir el valor de la decencia.
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